Miles de cristianos en el mundo,
viven una lucha diaria contra los deseos pecaminosos del viejo hombre, y se
sumergen en una lucha contra esos pensamientos que retumban en sus mentes,
incitándoles a hacer las cosas que no convienen y que destruyen su comunión con
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Dios espera que en todo momento,
nosotros como sus hijos respondamos correctamente frente a la tentación, sin
importar cual sea el tipo de tentación con la cual nos seduce el enemigo.
Nuestro Padre Dios pone a nuestra disposición el poder de Su Santo Espíritu,
para que con él, luchemos y venzamos, de modo que no triunfe en nosotros el
pecado.