Si al levantarnos tropezamos con algo, o nos levantamos pensando en cómo vamos a pagar los servicios públicos, cómo vamos a pagar el arriendo, si alguien nos pisa accidentalmente en el bus camino a nuestro trabajo, o si alguien nos habló en una forma que nos pareció ofensiva o indelicada, y en fin, si nos detuviéramos a pensar en cada una de las circunstancias por las cuales atravesamos todos los días, es probable que pensáramos que mantener la paz es algo imposible de lograr.
Como siempre, que la bendición de nuestro buen Dios te siga todos los días de tu vida.