"En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria." (Efesios 1:13-14)
BIENVENIDO A MENSAJEROS DE VIDA ETERNA
Espero que el contenido de los temas expuestos en este blog, sirvan para que tu vida sea cimentada y edificada en la Palabra de Dios que produce vida en todo aquel que la recibe.
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RAIMOND ESCORCIA ROMERO
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viernes, 1 de septiembre de 2017
ERES UN ÁRBOL BUENO O MALO
Si le preguntáramos a las mayoría de las personas si se consideran buenos o malos, muy seguramente escucharíamos una frase que se ha hecho muy popular que es: "yo no le hago mal a nadie, yo no robo, yo no mato..." ¿Pero realmente esta frase podría definir si somos bueno o malos?
Cuando miramos las Escrituras, nos encontramos con una frase de nuestro Señor Jesús, cuando un joven se acerca a Él y le dice: "Maestro bueno...". La respuesta de Jesús fue: "¿Por qué me llamas bueno?, ninguno hay bueno sino uno: Dios".
Aunque la respuesta del Señor nos deja ver que la cualidad de ser bueno únicamente pertenece a Dios, los cristianos tenemos la oportunidad de mostrar la presencia de Dios en nuestras vidas, cuando nuestras obras y actitudes son buenas.
Ser buen árbol y producir buen fruto, no es sólo el no hacer mal a los demás, sino vivir en función de hacer el bien; ayudando al necesitado, siendo misericordiosos, sirviendo a los demás, incluso haciendo el bien a quien pensemos que no lo merezca, ya que el fruto del buen árbol, no depende de lo que hay en el exterior, sino de lo que hay en su interior.
Es así, como nuestro fruto habla de la fe que hay en nosotros. No podemos decir que tenemos fe, si nuestras obras no lo demuestran. Y aunque la Biblia nos deja claro que nadie será salvo por hacer buenas obras, el hacerlas dará testimonio que la fe en nosotros es verdadera.
Y tú, ¿eres un árbol bueno o un árbol malo?
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LAS DOS PUERTAS
Una de las enseñanzas dadas por el Señor durante el sermón del monte que narra el evangelio de Mateo en los capítulos 5 al 7, es la de las dos puertas. Nos habla de una puerta amplia, espaciosa y un camino igualmente amplio que conduce a ella, y es por la que muchos entran, pero también hay una puerta estrecha y un camino angosto que conduce a ella, mas son pocos los que pasan poresta puerta.
¿A qué se refirió el Señor con esta enseñanza?
La primera puerta, es una puerta ancha que permite cruzar a condenación y ella se llega a través de un camino espacioso. Un camino espacioso permite fácil desplazamiento, no implica ningún esfuerzo para ser recorrido y nos permite movernos con toda comodidad, y una puerta ancha, permite el fácil acceso a través de ella.
La segunda puerta, es una puerta estrecha y es la que conduce a la vida eterna, atravesarla no es tarea fácil. El camino que conduce a esta puerta, es angosto, difícil de transitar, con obstáculos y requiere de un gran esfuerzo.
El camino espacioso que conduce a condenación, está a merced de todos, todos los días de nuestra vida. Este camino es la satisfacción de los sentidos, del deleite de la carne (nuestro cuerpo), de las pasiones desordenadas y es fácil andar por él. Es todo aquello que nos ofrece el mundo y que nos aleja de disfrutar de la presencia de Dios, es todo aquello a lo que tememos renunciar si aceptamos a Jesús como Señor y Salvador de nuestras vidas.
El camino estrecho por su parte, implica negarnos a nosotros mismos, de la manera que Cristo lo hizo. Él vino a este mundo, únicamente a cumplir con la voluntad del Padre y nada lo desvió de ese propósito. Es el camino de la obediencia a Dios, del amor a nuestros semejantes, pero un amor puro, no el amor distorsionado que nos ha enseñado el mundo. Es el camino que nos lleva a buscar siempre hacer el bien a los demás, dejando de lado los odios, las amarguras, resentimientos, etc.
Y ese camino estrecho nos permite entrar por la puerta de la vida eterna: Jesús dijo: "Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos." (Juan 10:9).
La decisión es tuya. ¿Por cual puerta esperas entrar y cuál será tu destino?
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miércoles, 30 de agosto de 2017
NO SEAS JUEZ DE NADIE
Una costumbre muy arraigada en nosotros los seres humanos, es la de juzgar las acciones y actitudes de los demás. Nos creemos con la autoridad moral de juzgar el comportamiento de otros, porque tendemos a creer que todo lo que nosotros hacemos y aún, tenemos justificación para todos nuestros actos.
Lo primero que debemos tener presente, es que Dios no nos ha puesto como jueces de otras personas (con excepción de quienes son jueces al servicio del Estado), sino que espera de nosotros amor y misericordia.
Es fácil levantar nuestro dedo índice para señalar la maldad de otros, su corrupción y su doblez moral, pero cuán difícil es perdonar sus errores, sabiendo que también nosotros necesitamos perdón por los nuestros.
Lo primero que debemos tener presente, es que Dios no nos ha puesto como jueces de otras personas (con excepción de quienes son jueces al servicio del Estado), sino que espera de nosotros amor y misericordia.
Es fácil levantar nuestro dedo índice para señalar la maldad de otros, su corrupción y su doblez moral, pero cuán difícil es perdonar sus errores, sabiendo que también nosotros necesitamos perdón por los nuestros.
"Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento." (Mateo 9:11-13)
Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento." (Mateo 9:11-13)
En el pasaje de Mateo 9:9-13, vemos que Jesús se había sentado a comer los alimentos con muchos publicanos y pecadores. Al ver esto, los fariseos (una secta de los judíos con autoridad política y religiosa), empezaron a criticar a Jesús preguntándole a los discípulos, por qué Jesús hacía esto. Al oírlos, Jesús les responde que justamente a los pecadores es que Él había venido a buscar para que se arrepintieran, no a quienes se creen justos o perfectos.
Por eso tengamos siempre en cuenta, que si Jesús rechazó el juicio de tales personajes, también rechazará cualquier juicio que levantemos en contra de otros. Y si Él aceptó a aquellos que eran rechazados por su actuar, ¿quienes somos nosotros para acusarlos?
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martes, 29 de agosto de 2017
¿A QUIÉN ACUDES EN TU NECESIDAD?
Todos los seres humanos, tenemos necesidades. Algunas fácilmente las podemos satisfacer, mientras que otras nos implican esfuerzo y preocupación. Cuando se presenta alguna necesidad que se sale de nuestras manos suplirla, generalmente buscamos a otras personas que puedan ayudarnos. ¿Pero es esto correcto?
Nuestro desconocimiento de Dios y de Su palabra, nos lleva a cometer muchos errores, como acudir a las personas equivocadas, lo que implica desgastarnos dando explicaciones a quien no debemos, o incluso, llegar a pedir ayuda a brujos, chamanes o personajes semejantes, para que nos ayuden a "cambiar nuestra suerte".
Pero la voluntad de Dios, es que lleguemos a confiar en Él de tal manera, que contra viento y marea acudamos a Él, a pedirle a Él y a saber esperar en Él. El Señor Jesús nos enseña en Mateo 7:7-11, que si acudimos a Dios, Dios nos responderá, y la seguridad que nos da, es que si nosotros que somos malos, sabemos dar buenas cosas, ¿cuánto más Dios, siendo infinitamente bueno y además Todopoderoso, nos dará buenas cosas cuando acudimos a Su presencia para pedirle por alguna necesidad o un anhelo?
Nuestro desconocimiento de Dios y de Su palabra, nos lleva a cometer muchos errores, como acudir a las personas equivocadas, lo que implica desgastarnos dando explicaciones a quien no debemos, o incluso, llegar a pedir ayuda a brujos, chamanes o personajes semejantes, para que nos ayuden a "cambiar nuestra suerte".
Pero la voluntad de Dios, es que lleguemos a confiar en Él de tal manera, que contra viento y marea acudamos a Él, a pedirle a Él y a saber esperar en Él. El Señor Jesús nos enseña en Mateo 7:7-11, que si acudimos a Dios, Dios nos responderá, y la seguridad que nos da, es que si nosotros que somos malos, sabemos dar buenas cosas, ¿cuánto más Dios, siendo infinitamente bueno y además Todopoderoso, nos dará buenas cosas cuando acudimos a Su presencia para pedirle por alguna necesidad o un anhelo?
Pero también es cierto que Dios no nos dará todo lo que pidamos. Viviríamos en un mundo donde todos tendríamos lujos, y definitivamente, eso es lo que menos le importa a Dios. Los seres humanos solemos poner nuestros ojos en cosas vanas y perecederas, nos aferramos a esta vida y a tener muchas cosas, como si fuéramos a vivir aquí por siempre, olvidándonos de las cosas eternas, de lo que es real y verdadero.
Conocí a un hombre que se resintió con Dios, porque le pidió sanar a uno de sus hijos de una enfermedad, pero al no ver la respuesta que esperaba, cambió de parecer, empezando a negar a Dios, e incluso a decir que el diablo le había dado más. ¿Es acaso obligación de Dios actuar según nuestro parecer? o ¿nuestro amor hacia Él, depende de lo que nos dé?,
Otra cosa que debemos tener en cuenta, es que Dios considere concedernos aquello que le hemos pedido, pero quiera hacerlo en un momento mucho mejor, como le he visto hacer en más de 20 años de vida cristiana.
Así que, hijo o hija de Dios, no dudes, no dejes de confiar y de esperar en Él; al fin y al cabo, si nos dio a Su Hijo, ¿habrá alguna cosa importante que Dios nos niegue? Pero recordemos que "sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Él, es necesario que crea que Él es, y que galardona a los que le buscan" (Hebreos 11:6)
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