Nos esforzamos por llevarlos cada
fin de semana a una reunión donde escuchen Palabra de Dios pero no les
enseñamos a que aprendan a depender cada día de Él, no les ayudamos a construir
el hábito de estar todos los días delante de Su presencia.
Esto los hace vulnerables a los
engaños del mundo y sin un fundamento que les permita desechar lo que del mundo
los puede perjudicar.
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