Cuando Jesús retornó a territorio de Israel, lo hizo entrando por el noreste y llegó nuevamente hasta el mar de Galilea. Allí, subió a un monte y sentándose, comenzó a sanar a todos los enfermos que eran traídos hacia Él. En esta ocasión, no enseñó a la gente, o por lo menos, no se registra que lo hubiera hecho. Pero al detenernos a analizar las palabras del evangelista, nos damos cuenta que no hubo tiempo para ello, pues fueron muchas las personas enfermas que trajeron para que Él las sanara.
Hubo en esta ocasión, sanidad de toda clase de enfermedades; cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos. En esta ocasión, podemos ver que Mateo hace especial énfasis en la actitud de quienes llevaban a los enfermos, pues no solo los llevaron hasta donde Jesús estaba, sino que los pusieron a Sus pies; y el resultado de esto, es que Jesús los sanó.
Cuán importante es entender lo que dice el rey David en el Salmo 138:6 "El Señor es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos". Aquellos que hemos aprendido a humillarnos delante del Señor, hemos visto de cerca Su amor y Su misericordia. No así, quienes se ensoberbecen delante del Señor, los cuales, mientras no tengan un cambio de actitud en corazón, no sabrán lo que es acercarse a Su presencia. Y es que en la presencia del Señor es donde recibimos sanidad y restauración, liberación y perdón, limpieza y fortaleza. Cuando nos rendimos a los pies del Señor, recibimos toda su atención.
Estando todas aquellas personas enfermas delante de Jesús, recibieron sanidad. Los cojos, los ciegos, los sordos, los mudos, los mancos y muchos otros enfermos. El evangelio de Marcos en el capítulo 7, nos muestra que incluso un hombre que era sordo y mudo, fue sanado en aquel momento. No hubo enfermedad que el Señor no pudiera sanar.
Estas enfermedades también las podemos estar viviendo en nuestra área espiritual. Hay quienes "cojean" caminando con el Señor, otros son "ciegos" para ver las manifestaciones de Dios o para ver la luz del evangelio, otros oyendo el mensaje de salvación se hacen de oídos sordos, también algunos que habiendo decidido seguir al Señor son "mudos" a la hora de orar, otros son "mancos" para tomar la Palabra de Dios en sus manos y así, muchos otros enfermos, que deben acercarse a los pies del Señor para recibir sanidad.
¿Con cuál o cuáles de estas enfermedades te sientes identificado?
Es hora de rendirse a los pies de Cristo Jesús, y pedirle que te sane. Reconoce que por ti mismo o por ti misma, es imposible que te sanes. Así como en aquella ocasión, la gente tuvo que subir al monte donde estaba Jesús llevando a los enfermos; sube tú también al monte de Su presencia y rinde tu vida a Sus pies, y recibirás de Él sanidad.
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Dios te bendiga y que tengas un excelente día.
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