Es mucho lo que hay que decir acerca de la tentación, Por lo que en esta reflexión de hoy, presentaré sólo los aspectos más relevantes.
Y por eso comenzaré por decir que Satanás no tienta a quienes ya viven en el pecado, sino a quienes decidieron ponerle fin al señorío del pecado en sus vidas, para someterse en obediencia a Dios, por medio de Jesucristo; pues, ¿para qué tentar a quien ya está sometido y practica el pecado como estilo de vida? Quienes ya son esclavos del pecado, Satanás solo busca mantenerlos en esa condición, impidiendo que les resplandezca la luz del evangelio de Jesucristo.
Es por esto, que quienes hemos recibido a Jesús como Señor y Salvador de nuestras vidas, nos enfrentamos todos los días a la acción del tentador, quien busca someter nuestra voluntad a través de la seducción de nuestros sentidos. Su objetivo es hacernos perder nuestra comunión con Dios, pues un cristiano enredado en una lucha contra el pecado, será una preocupación menos para él.
La Palabra de Dios nos enseña, que Satanás (el tentador) conoce nuestras debilidades y es a través de ellas que busca hacernos caer en pecado. Él no tienta a todos de la misma manera, pues cada persona tiene diferentes debilidades. Mientras que algunos son débiles en la parte sexual, otros son débiles en el consumo de substancias que alteran el estado de conciencia, tales como el alcohol o las drogas. Otros son débiles en cuanto al deseo desmedido por poseer dinero y bienes materiales (avaricia), otros son contenciosos, irascibles, mentirosos, etc. Por eso, el apóstol Santiago enseña que cada uno es tentado cuando es traído y seducido por sus propias pasiones. (Santiago 1:12-16).
Debido a ello, los cristianos debemos aprender a luchar y vencer al tentador, como lo hizo nuestro Señor Jesús, enfrentando la tentación con la Palabra de Dios, la cual tiene el poder para someter nuestras pasiones. El apóstol Pedro por su parte, nos enseña a que debemos permanecer sobrios y expectantes, pues nuestro adversario anda como león rugiente buscando a quien devorar (1ª Pedro 5:8-9). Ser sobrios implica que tengamos todos nuestros sentidos en máxima alerta, para identificar el momento en el que viene a nosotros el tentador, para resistirle firmes en la fe. Cuando nos sometamos a Dios y resistamos a Satanás, a él sólo le quedará huir de nosotros (Santiago 4:7).
Esta, en resumidas cuentas, fue la estrategia de nuestro Señor Jesús para vencer al tentador, siempre que este quiso desviarlo de la obediencia a Dios el Padre, y por consiguiente, es la misma estrategia que debemos utilizar quienes queremos vencerlo, siempre que quiera desviarnos de la obediencia a nuestro Padre Dios.
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Dios te bendiga y que tengas un excelente día.
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