En ocasiones uno escucha a la gente hablar de fe, pero con un sentido completamente distorsionado al que refiere la Palabra de Dios. Algunas personas dicen tenerle fe a un remedio, otros dicen tenerle fe a un "santo", o sino, le llaman tener fe a creer en Dios.
Para comenzar, debemos entender el origen de la palabra fe en las Sagradas Escrituras. La palabra que se traduce como fe al español, es el hebreo "emuná" y es una palabra que se aplica única y exclusivamente a la Palabra de Dios. También nos encontramos en el libro de Hebreos con una definición de lo que es la fe: "Es pues la fe, la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1).
Con estos dos elementos, podemos entonces decir que la fe es la que nos permite tener la seguridad de que lo que esperamos de parte de Dios, es un hecho, y aunque nuestros ojos aún no vean materializado, así será sólo porque Dios lo ha hablado".
En esta definición entonces, podemos incluir las promesas de bendición y bienestar, el saber que nos perdona cada vez que nos acercamos a pedirle perdón por nuestros pecados, el hecho de que nos da la vida eterna, no porque seamos "muy buenos" sino por su gracia, y en conclusión, todas las verdades que nos encontramos en Su Santa Palabra.
Fue así, que el centurión que se acercó a Jesús para pedirle por su criado, sabía que no era necesario que Jesús fuera hasta su casa (pues no consideraba que su casa fuera un lugar digno para el Rey de Reyes y Señor de Señores), sino que, tan sólo con el pronunciar la sanidad de aquel hombre, esta sucedería. Tal declaración agradó a Jesús, pero también le sorprendió conocer el tamaño de la fe de este hombre, exaltándolo delante de la multitud, pues tal declaración de un hombre que no era israelita, demostraba que su fe era mayor que la fe de cualquier israelita, a quienes se le había confiado la Palabra de Dios.
Por eso, se hace necesario que conozcas la Palabra de Dios, que conozcas Sus promesas, y así, saber que puedes esperar de Dios todo lo mejor, gracias a Su amor y Su misericordia para con nosotros, sin albergar en tu pensamiento ni la menor sombra de duda. Créele, aunque estés en medio de la adversidad, aunque parezca que Él no responderá, porque Dios llegará a ayudarte justo a tiempo.
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Dios te bendiga y que tengas un excelente día.
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