Una costumbre muy arraigada en nosotros los seres humanos, es la de juzgar las acciones y actitudes de los demás. Nos creemos con la autoridad moral de juzgar el comportamiento de otros, porque tendemos a creer que todo lo que nosotros hacemos y aún, tenemos justificación para todos nuestros actos.
Lo primero que debemos tener presente, es que Dios no nos ha puesto como jueces de otras personas (con excepción de quienes son jueces al servicio del Estado), sino que espera de nosotros amor y misericordia.
Es fácil levantar nuestro dedo índice para señalar la maldad de otros, su corrupción y su doblez moral, pero cuán difícil es perdonar sus errores, sabiendo que también nosotros necesitamos perdón por los nuestros.
Lo primero que debemos tener presente, es que Dios no nos ha puesto como jueces de otras personas (con excepción de quienes son jueces al servicio del Estado), sino que espera de nosotros amor y misericordia.
Es fácil levantar nuestro dedo índice para señalar la maldad de otros, su corrupción y su doblez moral, pero cuán difícil es perdonar sus errores, sabiendo que también nosotros necesitamos perdón por los nuestros.
"Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento." (Mateo 9:11-13)
Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento." (Mateo 9:11-13)
En el pasaje de Mateo 9:9-13, vemos que Jesús se había sentado a comer los alimentos con muchos publicanos y pecadores. Al ver esto, los fariseos (una secta de los judíos con autoridad política y religiosa), empezaron a criticar a Jesús preguntándole a los discípulos, por qué Jesús hacía esto. Al oírlos, Jesús les responde que justamente a los pecadores es que Él había venido a buscar para que se arrepintieran, no a quienes se creen justos o perfectos.
Por eso tengamos siempre en cuenta, que si Jesús rechazó el juicio de tales personajes, también rechazará cualquier juicio que levantemos en contra de otros. Y si Él aceptó a aquellos que eran rechazados por su actuar, ¿quienes somos nosotros para acusarlos?
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Dios te bendiga y que tengas un excelente día.
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