En una ocasión que Jesús caminaba con los discípulos por unos sembrados, los discípulos empezaron a arrancar espigas para comer, pues tenían hambre. Cuando los fariseos vieron lo que ellos hacían, se acercaron a Jesús para decirle que eso no estaba bien hecho, pues en la Ley de Moisés, Dios les había ordenado no realizar ninguna actividad que significara trabajo.
Cabe anotar que esto lo decían no porque fueran fieles guardadores de los mandamientos de Dios, sino porque estaban acostumbrados a vivir de apariencias. Como el Señor les dijo en una ocasión, ponían cargas sobre los demás, que ellos mismos no eran capaces de llevar.
Pero Jesús, conociendo sus corazones, aprovechó para darles una lección acerca de lo que dicen las Escrituras, de cómo otros hombres actuaron en algún momento contra lo establecido por Dios, pero no con el ánimo de desobedecerle, sino por cuestiones de supervivencia o en el cumplimiento de su labor, como en el caso de los sacerdotes, cuando llevaban a cabo sacrificios en día de reposo, lo cual implicaba un trabajo.
Para el Señor, lo primero es nuestro bienestar, siempre y cuando esto no implique causar daño a otros. En el caso de los discípulos arrancando espigas, no serían condenados por ello, al contrario, el Señor los llama "inocentes", es decir, sin ninguna culpa. Caso contrario, si para comer, le quitaran a alguien más lo que este tuviera para su sustento.
Pero muchas personas viven más pendientes de qué errores, o supuestos errores, cometemos los demás para levantar su dedo acusador en contra nuestra. Frente a esta actitud, el Señor Jesús le dijo a los fariseos: "Si supieseis qué significa: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes", y posteriormente les dijo: "porque el Hijo de Hombre es Señor del día de reposo", sabe bajo qué condiciones lo estableció, y por ello, un rato después, cuando sanó a un hombre con una enfermedad en una de sus manos, les dijo: "... por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo".
Por eso, cuando fijemos nuestros ojos sobre otras personas, no lo hagamos para señalar sus errores, sino por el contrario, para ver si en algo podemos serle útil, ya que misericordia es la cualidad de dolerse por la desgracia o el padecimiento de otro, y si podemos ser de descanso para alguien, contamos con toda la aprobación de Dios para ayudarle.
No carguemos a otros con nuestro juicio, busquemos más bien la forma de ayudarles, pues en ello, está el cumplimiento del segundo mandamiento: "amarás a tu prójimo, como a ti mismo" (Marcos 12:31).
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Dios te bendiga y que tengas un excelente día.
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