Cualquiera pensaría que Jesús, siendo conocido como el Príncipe de Paz, traería paz al mundo. Pero, paradójicamente, a sus discípulos les anuncia lo contrario. Que no traería paz sino guerra y división. Estas palabras debieron provocar todo tipo de sensaciones en los discípulos, pues Israel esperaba (y sigue esperando) un Mesías que llegue a darles paz venciendo a todos sus enemigos. Eran las palabras de Jesús una estocada a la esperanza de Israel.
Pero, ¿por qué anunció divisiones y pleitos en lugar de paz?
Las respuestas saltan a la vista hoy en día. Porque vemos que existen hogares en los cuáles sólo uno o algunos miembros de la familia reciben a Jesús como Señor de sus vidas, mientras los demás se convierten en críticos de la fe de los primeros. Por eso en un hogar habrá disensión entre "un hombre y su padre, la hija contra su madre y la nuera contra su suegra", aunque podríamos aumentar la lista de las relaciones afectadas.
Son muchas las personas que hoy viven una "religión" basada en la tradición. En nuestro país, así como en muchos otros países del mundo, se han asentado durante siglos, muchas enseñanzas que distan de la Palabra de Dios, tanto como están los cielos de la tierra. Por esta razón, cuando una persona conoce la verdad de las Sagradas Escrituras y quiere compartirla con los suyos, encuentra resistencia por parte de muchos de quienes se acomodaron a la tradición.
Tal situación no puede llevarnos a "establecer acuerdos" en cuanto a la Palabra de Dios se refiere, buscando agradar a los demás, incluyendo nuestra familia, pues el que ama a padre o madre, a hijo o a hija más que al Señor, no es digno de Él. Dios nunca va a aceptar ocupar un segundo, tercer, cuarto... lugar en nuestra vida. Dios exige de nosotros el primer lugar, todo nuestro amor, por eso en el primer mandamiento nos dejó dicho: "Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas" (Deuteronomio 6:5).
Por eso, por encima del amor por nuestra familia, está el amar y obedecer fielmente a Dios, aunque esto implique tener que apartarnos. Por eso dijo Jesús, "y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará". Tomar la cruz, significa negarnos a nosotros mismos, significa perder nuestra vida por causa de Cristo Jesús, implica dolor y sacrificio; pero hallar nuestra vida, es decir, encontrarnos viviendo la vida que queremos, en donde no tenemos presente a Dios, nos hará perder la vida que Él nos da.
Vivir la vida que quiere Dios para nosotros, hará que el mundo nos aborrezca, como dijo el Señor en Juan 15:18, pero es un costo que debemos estar dispuestos a pagar, si queremos agradar a Dios. Pero en medio de todas las dificultades que podamos atravesar, el Príncipe de paz pondrá paz en nuestros corazones. Pues cuando Jesús dijo: "la paz os dejo, mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo", no lo dijo para todo el mundo, sino para aquellos que creeríamos en Él.
Si te ha gustado esta enseñanza, compártela con tus amigos y familiares.
Apóyanos dándole "Me Gusta" a la página en facebook: https://www.facebook.com/anillodesellar
También puedes encontrarnos en twitter como @SealRingOfLove, o escríbenos a sellodeamoreterno@gmail.com.
Dios te bendiga y que tengas un excelente día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario