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Recordemos que después de multiplicar los panes y los peces, Jesús se fue a la región de Magdala y sus discípulos se quedaron con las personas, pero después se reunieron nuevamente con el Señor. De allí, se van para la región de Cesarea de Filipos, en donde el Señor podía estar a solas con los discípulos, sin ser interrumpidos.
Una vez allí, Jesús aprovecha para preguntarles que se había quedado diciendo la gente acerca de Él, después de ver las maravillas que hacía. Algunos decían que era Juan el Bautista, otros que era Elías, otros que era Jeremías y otros que podía ser algún otro de los profetas. Lo más triste, es que tantas personas que estuvieron allí con Él, y nadie lo había identificado como el Mesías prometido.
Ante esta situación, Jesús entonces le pregunta a sus discípulos, quién dicen ellos que es Él, a lo que Pedro, enérgico y sin la menor sombre de duda responde: "Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Esto para Jesús, implicaba un descanso, al ver que por lo menos, aquellos que recibirían el legado de continuar con su ministerio, tenían claro con quien estaban.
Y entonces le responde a Pedro: "Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló ni carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos", dándoles a entender que, reconocer al Mesías no es algo que pueda lograr una persona por sí misma, sino que necesita de la revelación de Dios. Posteriormente, continúa Jesús diciéndole: "Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia". Aquí vemos dos declaraciones de suma importancia. La primera, es que Jesús le reitera que siendo él Simón, hijo de Jonás, un humilde pescador, ahora era llamado Pedro, el que con su declaración daba comienzo a la edificación de la iglesia de Jesús. Y la segunda declaración, es "y sobre esta roca edificaré mi iglesia". Erróneamente, se ha interpretado que aquella roca a la que Jesús hacía referencia, es Pedro, pero es una interpretación sin fundamento, pues el apóstol Pablo enseña en 1ª de Corintios 3:11 "porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo".
Entonces, ¿a qué roca se refería el Señor Jesús?
Él se refería a Él mismo. La roca era la que Pedro había declarado, al decir que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Posteriormente, Jesús le dice: " y a ti te daré las llaves del Reino de los Cielos". Esto no significa que Pedro se convirtió en el "portero" del Cielo, sino que él realizaría el primer ingreso de creyentes al Reino de los Cielos establecido en la tierra. Esto se cumplió el día de pentecostés, cuando Pedro predicó a una multitud y tres mil personas creyeron en el Señor Jesús (Hechos 2).
Por lo tanto, Jesús es la roca sobre la que toda persona que quiera entrar al Reino de los Cielos, debe construir su vida, y la forma de hacerlo, es de la misma manera como lo hizo Pedro, confesando que Jesús, es el Hijo de Dios que vino al mundo como el Mesías prometido por Dios, que entregó su vida para rescatarnos del reino de las tinieblas, en donde permanecíamos atados por nuestros pecados.
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Dios te bendiga y que tengas un excelente día.
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