https://youtu.be/75R0l8q0mKU |
Dentro de los doce, había
tres discípulos que se habían convertido en el círculo íntimo de Jesús. Estos
eran Pedro, Jacobo y Juan. A estos Jesús
les permitió acompañarle en ciertos momentos que a los otros no, y en esta
ocasión, Jesús se los lleva a un monte para que fueran testigos de su gloria.
Estando en el monte, Jesús cambia su apariencia humana por su verdadera
apariencia: la divina.
Esta demostración, se dio
después de que Pedro le pidiera a Jesús reconsiderar el someterse al
padecimiento y muerte que Jesús les había anunciado, por lo que es probable
que, a través de esta demostración, Jesús quisiera mostrarles que su lugar no
estaba en la tierra, sino que debía retomar la gloria que tenía antes de venir
al mundo.
Y después de que Jesús se
transfigura, aparecen Moisés y el profeta Elías, en representación de la ley y
de los profetas, quienes en el Antiguo Testamento habían testificado de la
venida de Jesús, y, por otra parte, estaban los discípulos en representación de
la iglesia, cuya labor sería testificar que en Jesús se cumplían profecías de
un Mesías Redentor, dadas al pueblo de Israel.
Pedro, completamente
asombrado por lo que veían sus ojos, propone hacer tres enramadas, es decir,
tres tiendas en donde pudieran permanecer Moisés, Elías y Jesús. Pero mientras
él estaba hablando, los cubrió una nube, desde donde escucharon la voz del
Padre que les decía “este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia;
óiganlo a Él”
Al escuchar la voz del
Padre, los discípulos tuvieron mucho miedo y se postraron sobre sus rostros,
pero cuando Jesús se acercó y les tocó diciendo “levántense y no teman”, ellos
alzaron su mirada y ya solo vieron a Jesús.
Muchas veces habremos
anhelado vivir una experiencia sobrenatural, pero si algo nos enseña este
pasaje, es que fue algo que únicamente pudieron presenciar aquellos que eran
los más cercanos al Señor. Muchos esperan que ocurra algo semejante para creer
en Dios y en Jesucristo, pero presenciar una manifestación de Dios, fue algo
que los mismos discípulos no pudieron soportar, y terminaron postrados sobre
sus rostros sin levantar la mirada, a causa del temor que les sobrecogió.
Dios no quiere que seamos
como Tomás, quien declaró, palabras más, palabras menos, que, si no veía no
creería, cuando los otros discípulos le contaron que habían visto al Señor
resucitado.
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Dios te bendiga y que tengas un excelente día.
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