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Las enseñanzas que nos da el evangelio de
San Mateo en este pasaje, las desarrollaré durante hoy y mañana, pues bien vale
la pena dejar en claro lo que nos transmite aquí la Palabra de Dios.
En esta oportunidad, un joven muy rico, se
presenta ante Jesús y le pregunta diciendo “maestro bueno, ¿qué bien haré para
tener la vida eterna?”, a lo que Jesús, después de decirle que el único bueno
es Dios, ya que la condición humana es sinónimo de pecado (aunque Jesús nunca
tuvo pecado, ni siquiera el congénito, ya que Él fue concebido por el Espíritu
Santo), “Si quieres entrar en la vida guarda los mandamientos; y es aquí precisamente
donde quiero detenerme el día de hoy.
El apóstol Pablo dice en Romanos 7:
“7 ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí
el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no
dijera: No codiciarás.
8 Mas, el
pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia;
porque sin la ley el pecado está muerto.
9 Y yo
sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado
revivió y yo morí.
10 Y hallé que el mismo
mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;
11 porque
el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató.
12 De
manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
13 ¿Luego lo que es
bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para
mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin
de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.
14 Porque
sabemos que la ley es espiritual; mas, yo soy carnal, vendido al pecado.”
La ley que Dios entregó al pueblo de
Israel, no era para condenarlos, sino para que ellos vivieran de una manera que
agradara a Dios, y así poder recibir la vida eterna. Esto se confirma con las
palabras que Jesús habló a aquel joven rico, diciéndole que si vivía de acuerdo
a los principios establecidos por Dios, iba a heredar la vida eterna. Esto dijo
Dios al pueblo de Israel por medio de Moisés, como está escrito en Levítico
18:4-5
“4 Mis ordenanzas pondréis por obra, y mis estatutos
guardaréis, andando en ellos. Yo Jehová vuestro Dios.
5 Por
tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el
hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová. “
Pero en Romanos 7, Pablo nos relata la
lucha que vive todo ser humano en su interior, al saber que obedecer a Dios es
bueno y trae vida a nuestro ser, pero también cómo nuestra naturaleza
pecaminosa pone resistencia, llevándonos muchas veces a desobedecer, y con
ello, la imposibilidad de cumplir a cabalidad con la ley de Dios.
Antes de que Dios le diera la ley al
pueblo de Israel, reinaba el pecado y la muerte era la condena para todos los
seres humanos. Pero la voluntad de Dios siempre ha sido que recibamos
nuevamente la vida en nuestro espíritu, y por ello nos dio instrucciones para
vivir.
Así que, meditando en estas palabras de nuestro
Señor Jesús, esforcémonos cada día para vivir de acuerdo a la voluntad de Dios,
porque sus mandamientos son vida y bendición.
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Dios te bendiga y que tengas un excelente día.